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Encuentros entre pájaros y aviones

by Daan

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Es posible que el número de pájaros que habitan nuestro planeta esté entre los cien mil y los cuatrocientos mil millones. Es una horquilla bastante amplia. Sin embargo, el número de aeronaves comerciales ronda las 29◦000, muchísimas menos que pájaros y, en cada momento, no vuela más de una tercera parte de la flota mundial de estos singulares pajarracos construidos por el hombre con aluminio y fibra de carbono. Los pájaros de verdad y los de las aerolíneas comerciales surcan el cielo de día, de noche, con lluvia, con niebla, cuando la visibilidad es buena, por debajo de las nubes y por encima y a través de ellas. Sin embargo, tienen un problema y es que no saben muy bien cómo evitar encontronazos que suelen ser siempre fatales para los animales y en algunas ocasiones desastrosos para los humanos.

De acuerdo con un informe publicado por Boeing en 2011, desde 1988 más de 219 personas, en todo el mundo, han perdido la vida a consecuencia de impactos de pájaros contra aeronaves, en 2010 las aerolíneas estadounidenses notificaron unos 9000 impactos de animales salvajes con aeronaves, en la mayoría de los casos pájaros; de 1990 a 2004 estas aerolíneas tuvieron 31 incidentes en los que los pilotos debieron lanzar al aire combustible (unos 11◦400 galones de promedio) para realizar aterrizajes de emergencia después de haber sufrido impactos de pájaros durante el despegue o el ascenso inicial. La mayor parte de estos incidentes se producen a baja altura, pero aunque parezca insólito, el 29 de noviembre de 1973 un avión comercial colisionó con un buitre a 11◦280 metros de altura cerca de Abidjan en Costa de Marfil. Las colisiones de las aves con los aviones comerciales se producen en un 13% de los casos en el parabrisas, el 8% en el morro, un 31% de las veces en las alas, el 4% en el fuselaje, y lo que quizá sea peor: el 44% en los motores; la ingesta de aves puede hacer que los motores dejen de funcionar.

El número de incidentes de este tipo ha crecido a lo largo de los últimos años conforme las medidas de protección medioambiental favorecen la proliferación de especies, antes en vía de extinción. La población de cormoranes de los Grandes Lagos aumentó de 200 adultos, en 1970, a 260◦000 en 2006; los 60 estorninos que en 1890 se liberaron en el Central Park de Nueva York, hoy se han extendido por toda Norteamérica para formar una familia de 150 millones de individuos, son pájaros de gran densidad a los que se les considera como auténticas “balas con plumas”; la población de águilas calvas, de cabeza blanca, contaba con unas 400 parejas en 1970 y en 2010 eran más de 13◦000; 125 águilas calvas impactaron con aeronaves entre 1990 y 2009 en Estados Unidos, según los informes de los pilotos. El número de gansos de Canadá, en aquel país, ha pasado de un millón, en 1990, a 3,9 millones en 2009.

El ganso de Canadá es un ave que puede pesar cerca de 6 kilos y en invierno puebla el centro de América del Norte. El 15 de enero de 2009, sobre las heladas aguas del río Hudson, en New Jersey, un Airbus A320 de la aerolínea US Airways se topó con una bandada de estos pájaros unos 20 minutos después de despegar del aeropuerto de La Guardia. Las aves impactaron en el fuselaje y los motores se tragaron tantas plumas que Chesley Sullenberg, el piloto de la aeronave, se vio obligado a realizar un amerizaje de emergencia en el río. Su pericia y la fortuna hicieron que todos los pasajeros y la tripulación fueran rescatados sin sufrir daños graves. El mundo entero pudo contemplar las insólitas imágenes de un avión flotando sobre las aguas, cerca de la calle 48 de Manhattan, mientras los 150 pasajeros y 5 tripulantes esperaban de pie encima de las alas la llegada de las barcas que los rescataron.

Sin embargo, el vuelo 1549 de la US Airways no fue el primero que protagonizó encuentros de aviones con pájaros. Durante la Gran Guerra, en 1916, el Times publicó la fotografía de un piloto francés mirando atónito el cuerpo de un pobre halcón que, en vuelo, se había enganchado en las riostras de su aeroplano. Es posible que sea el primer incidente de esta naturaleza del que se tiene constancia gráfica, pero en 1905 Orville Wright ya se encontró con una bandada de pájaros y uno de ellos quedó sobre el ala superior de su aeroplano hasta que en un viraje cayó al suelo. Y desde entonces las colisiones entre aviones y pájaros son muy frecuentes. Quizá la peor fue la de un Lockheed L-188 Electra de Eastern Air Lines que el 4 de octubre de 1960, al despegar en Boston, se metió dentro de una bandada de estorninos. Los pájaros afectaron los cuatro motores y el avión se estrelló: 62 personas perdieron la vida en aquél accidente.

Pájaros y aviones compiten en el espacio aéreo y aún no saben cómo apartarse unos de otros. Quizá con el tiempo aprendan, aunque me parece que tendrán que ser los humanos quienes tomen la iniciativa.

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